Petra, un viaje al corazón de Mallorca

Caminamos entre senderos y calles empedradas, visitamos ermitas y santuarios y dormimos en un agroturismo que se siente como un pueblo mallorquín.

Petra, un viaje al corazón de Mallorca

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Hay pocos lugares en el mundo que ofrezcan una combinación tan exótica de maravillosos paisajes, playas vírgenes, diversidad geográfica y atardeceres de infarto como Mallorca. Sin olvidarnos del interior de la isla que, en ocasiones, es el gran olvidado.

Mallorca es mucho más que playa, mucho más que historia, mucho más que monumentos, mucho más que gastronomía mediterránea porque la isla más grande de las Baleares siempre es ¡mucho más! Esta pintoresca isla, bañada por el Mediterráneo, es un reclamo mundial por sus playas y costas aunque detrás de su sol, que brilla radiante 300 días al año, su fina arena y el olor a salitre en cada una de sus turquesas playas se esconden multitud de pueblos con encanto. Hoy viajamos hasta la comarca del Pla de Llevant para conocer un pequeño pueblo de interior llamado Petra y descubrir la Mallorca más rural y tradicional.

Petra, en el interior de la isla de Mallorca.

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AGROTURISMO SON SANT ANDREU

Con nuestro afán de escapar de los lugares más turísticos y típicos de la isla llegamos hasta la localidad de Petra a 50 minutos de Palma (MA-15), en el corazón de la isla, y muy cerca de Manacor. Elegimos este pueblo no solo porque es uno de los grandes desconocidos de Mallorca sino porque aquí se encuentra el alojamiento que estábamos buscando para disfrutar de unas vacaciones de ensueño y tranquilidad en Agroturismo Son Sant Andreu. Es una casona construida en 1652, rodeada de campos y viñedos, que en su día fue una Posesión (tipo de hábitat rural típico de Mallorca) y una de las casas más importantes de la comarca del Pla de Llevant.

Nos recibe María Barceló, propietaria de este caserío además de tía de Rafa Nadal, y nos cuenta la historia de esta villa familiar que nos ha enamorado por conservar latentes sus tintes barrocos.

Nicolás y Debra son quienes regentan este lugar. Después de viajar por todo el mundo y vivir una temporada en Australia, llegaron aquí y sintieron amor a primera vista. Nicolás nos hace un tour por sus amplias instalaciones: “Mi mujer y yo buscábamos tranquilidad y belleza en un mismo lugar y encontramos Son Sant Andreu, el lugar perfecto. El complejo está compuesto por distintas edificaciones, una pequeña capilla y una enorme bodega que antiguamente se utilizaba para la elaboración del vino, cereales y otros cultivos. Ahora en esta bodega celebramos conciertos y eventos culturales.”

Agroturismo Son Sant Andreu.

Agroturismo Son Sant Andreu

LAS HABITACIONES Y EL HUERTO

En el edificio principal se encuentran repartidas las diez habitaciones de este gran caserío, cada una de ellas muy distinta pero con un mismo toque vernacular. Todas las habitaciones tienen una decoración muy peculiar con muebles antiguos mallorquines, techos altos, camas románticas con dosel y mucha luz natural gracias a los amplios ventanales y puertas francesas con vistas a un privilegiado y montañoso entorno. Nos alojamos en la habitación Olivera, suite premium, con sala de estar privada y terraza con vistas a la piscina y a los jardines. ¡Nos sentimos los reyes de este paraíso!

Al día siguiente amanecemos en esta casona con el sonido de las gallinas, que marcan la hora del amanecer y nos recuerdan que es momento de explorar los más de 400.000 metros cuadrados, espacio más que suficiente para pasear, desconectar y disfrutar de unas maravillosas vistas del Pla de Mallorca. También cuenta con una terraza solárium junto a la piscina para darse un refrescante chapuzón.

Una de las habitaciones del Agroturismo Son Sant Andreu.

Agroturismo Son Sant Andreu.

NUESTRO PUEBLO MALLORQUÍN

Nos metemos en su huerto rodeado de naranjos, limoneros y mandarinos. Unas pavoneantes gallinas ponen los huevos para nuestro delicioso desayuno. Tenemos esa sensación de estar en nuestro propio pueblo, con olor a hogar, en el lugar de siempre, esta es la paz que necesitábamos. Otro gran encanto de este alojamiento es que podemos utilizar las diferentes cocinas que tienen en distintas salas del caserío ¡y así sacar al chef que llevamos dentro!

Tras darnos un refrescante chapuzón en su piscina hacemos un pícnic en una zona habilitada para ello, con productos típicos de Mallorca, que nos trae a domicilio Nomadikafood, un novedoso concepto que pone al alcance de todos los amantes de diferentes países y culturas una amplia gama de productos de gran calidad. Nosotros pedimos unos deliciosos llongets mallorquines, típicos panecillos con los que se preparan los bocadillos, y un variat, la tapa por excelencia de Mallorca que combina ensaladilla rusa, fritos y champiñones. ¡Y nos ponemos las botas!

Piscina en el Agroturismo Son Sant Andreu.

Agroturismo Son Sant Andreu

ENTRE SENDEROS Y ERMITAS

Hay un sendero que sale de Sont San Andreu por el que podemos llegar hasta el monte de Puig de Bonnany tras un paseo de poco más de una hora. Nos perdemos por un sendero con una exuberante vegetación, la subida es fácil, incluso para disfrutar con niños (318 metros de altitud). En la cumbre se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de Bonany, una de las ermitas con mayor devoción de toda la isla situada en un espectacular mirador con un vértice geodésico. Esta ermita se comparte con los municipios de Sant Joan y Villafranca de Bonany, que podemos ver a lo lejos desde su mirador. Disfrutamos de un bucólico y tranquilo atardecer con unas panorámicas vistas de toda la comarca del Pla.

Al día siguiente cogemos una bicicleta para descubrir rincones del pueblo de Petra (a tan solo un kilómetro de distancia), que goza de un gran conjunto histórico en el que destacan sus calles empedradas y sus pintorescas casas de piedra. En nuestro paseo descubrimos el personaje más ilustre de la localidad, Fray Junípero Serra, un misionero nacido en Petra que está muy presente en multitud de lugares y al que incluso se le ha dedicado un museo.

Una de las calles de Petra, en el interior de Mallorca.

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Recorremos la iglesia de Sant Pere, un templo parroquial de estilo gótico del siglo XVI, el convento de los Franciscanos, la calle Mayor y terminamos en la plaza del Pare Serra, en el corazón del municipio, donde dejamos nuestra bicicleta y disfrutamos un buen vino mallorquín.

Mallorca es ese paraíso de España en el que siempre encontrarás un buen plan para todos los gustos, también en su interior más desconocido. ¡Volveremos!